viernes, 12 de noviembre de 2010

Circuitos MMX: la nueva escena de arte joven emergente.


Irene López



El centro de Arte Joven Avenida de América acoge los XXI Circuitos de Artes Plásticas 2010 donde 8 artistas menores de 35 años que han sido seleccionados en esta nueva edición, presentan sus obras hasta el 8 de Enero del 2011. Es importante señalar el valor que este certamen tiene para la promoción del arte emergente y el esfuerzo de las instituciones de la Comunidad de Madrid por favorecer e incentivar la creación artística entre los jóvenes residentes en la capital. Fruto de este esfuerzo, nace el Centro de Arte Joven creado en 1990 bajo el nombre de Centro de Recursos Culturales, y que posteriormente, ha pasado a denominarse tal como hoy lo conocemos. Este nuevo cambio ha hecho ampliar su labor de difusión del arte emergente: exponen autorías internacionales y colaboran con universidades, además un comisario independiente se encarga de la organización de las nuevas exposiciones, como ésta última, comisariada por Iván López Munuera. La exposición Circuitos apuesta por dar salida a las nuevas voces artísticas que luchan por expresarse y dar a conocer su visión del mundo, de este modo, nos encontramos con 8 propuestas diferentes entre sí y que no están unidas por un hilo conceptual común. Este aspecto queda soslayado por el carácter informal y dinámico que la exposición ofrece, respondiendo al ambiente juvenil y desenfadado que se respira en la exposición. El tejido individual que cada artista construye originalmente responde a una cosmovisión en común, tal como explica el propio López Munuera: “no es tanto la definición de una instalación intermedia como la fabricación de una atmósfera.” Una atmósfera pues que une artistas nacidos bajo una misma generación; una generación que se mueve, que viaja y que aprende, que experimenta con nuevos formatos, que mezcla, que convive con la hibridación de las artes, con la aproximación a esferas artísticas que son capaces de generar un diálogo crítico, una puesta en evidencia de las suturas de la sociedad en crisis, una puesta en entredicho de los valores del capitalismo occidental, un énfasis en señalar que el arte aún tiene en sus manos la capacidad de acción, de crítica y de cuestionamiento. Por ello, López Munuera ha creado un montaje expositivo capaz de satisfacer y de no interrumpir los diferentes espacios dedicados a cada artista: Lara García Reyne, José Luis Bongore,, Daniel Martín Corona, Ignacio García Sánchez, Teresa Solar y MOMU & NO ES, Esther Achaerandio, y Lili Hartmann son los protagonistas y los elegidos en esta nueva edición del certamen. Así, cada artista disfruta de una individualidad y de un espacio personal para exponer su proyecto. 8 espacios que quedan separados por cortinas de plástico trasparente, lo que posibilita la visibilidad entre los diversos lugares y a la misma vez favorece la posibilidad de un discurso en conexión, es decir, la creación de un circuito que acoge el mundo particular de cada artista. En la planta cero, se presentan 4 de las propuestas que responden a un criterio de selección dispar; no hay un uso de un material común, ni temático, sino que cada uno plantea y utiliza diferentes soportes y temáticas. Una instalación, una videoproyección, una cámara de circuito cerrado, una obra conceptual. El visitante se sumerge en el universo artístico de cada propuesta que mezcla y utiliza diversos formatos, con la desventaja de que el olor constante a plástico impide por momentos una concentración adecuada. En el piso superior quedan expuestas los restantes; de nuevo la mezcla de materiales y de soportes son los leit motivs que reinan en este espacio. La video instalación es el formato líder en esta exposición colectiva, sin embargo, no se han ofrecido los medios adecuados para una correcta visualización, sólo en una de las salas se ofrece un asiento donde apenas cabe una persona. Una de las propuestas que más merecen la atención es fragmentos de una mitología contemporánea, presenta una serie de dibujos en miniatura con una capacidad crítica e irónica inaudita; el problema es la excesiva iluminación que deslumbra al espectador, hecho que dificulta una visión adecuada. Así mismo, el plástico de las paredes y las cartelas de papel en alguno de los casos, reafirma la idea de exposición informal. Cabe destacar la originalidad de la propuesta, pues no hay que olvidar que se trata de una exposición colectiva y por ello conlleva en si una doble dificultad: la de articular un discurso coherente y común sin pasar por alto la individualidad de cada protagonista y la disponer, con pocos medios, de un montaje innovador. Sin duda, la colaboración de C+arquitectos, ha ayudado a la creación de un planteamiento museográfico capaz de satisfacer esta premisa. Hay que sumar a este hecho, la creación de un más que original catalogo creado por Monster Club, una suerte de mapa que clarifica y favorece el entendimiento de esta exposición de jóvenes artistas a los que por seguro, les espera un futuro prometedor.



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