viernes, 12 de noviembre de 2010

Cicruitos MMX de la comunidad que viene



Los Circuitos de Artes y Fotografía nacieron en 1988 de la iniciativa del Gobierno de la Comunidad de Madrid, que ofrece a jóvenes artistas madrileños menores de 35 años la posibilidad de exhibir sus propuestas artísticas en una plataforma de lanzamiento creada especialmente para ellos. La idea principal, bajo la cual se celebra cada edición es apoyar la creación de nuevos dialectos artísticos y elegir las voces más emergentes de los presentados a la convocatoria. Este año, el jurado ha seleccionado ocho artistas: Lara García, Ignacio García Sánchez, Bongore, Teresa Solar Abboud, Daniel Martín Corona, Ester Achaerandio, Momu & No Es, y Lilli Hartmann.


Iván López Munuera(1980), miembro del jurado, es crítico y comisario independiente de arte contemporáneo. Su trayectoria profesional vincula desde el principio el arte español y el diseño (está preparando la tesis doctoral sobre La Construcción de la Identidad en el Arte Español, además de ser colaborador habitual de las revistas como Lápiz, Goya, Arte y Parte, Pasajes Diseño o Urgente). No es de extrañar que el papel del comisario llegara a sus manos. Como lugar de la exhibición de las obras, ha sido elegida de nuevo la Sala de Arte Joven, que el día 4 de noviembre celebró la inauguración de “Circuitos MMX. Espacios Compartidos”.



En el catálogo de la exposición, el comisario subraya en unas primeras palabras que: "No hay un concepto o hilo conductor que unifique todos los trabajos presentados". Consciente de cierta carencia de un leitmotiv de las propuestas artísticas presentadas por los artistas, tuvo que crearlo ex nihilo. En efecto su idea de construir la exposición, conscientemente o no, hace referencia al sistema de las leibnizianas monadas "sin puertas y ventanas" que debajo de “lo visible”, comparten unas ideas que las conectan entre ellas.


El concepto por el que apuesta Munuera es sustituir los “espacios paralelos” por los “espacios compartidos”. Para conseguirlo concentra todas las obras en sólo dos de los cuatro niveles disponibles de la Sala y pretende acercar la mirada del espectador, a lo compartido, aunque se nota un determinado peso del esfuerzo para llegar allí.


El territorio físico de dos niveles de la Sala de Arte Joven es más bien un enclave pequeño que teme a horror vacui e intenta ser conquistado por las obras exhibidas. La mayoría de ellas está incómodamente “encerrada” en las “jaulas” de las transparentes cortinas de pvc que reservan una minidosis de independencia para ellas. Pero dicha transparencia las arranca de esta incubadora „íntima” y las confronta con el Otro (artista), y su “otro” lenguaje artístico (pintura, dibujo, vídeo, escultura), “otro” bagaje de experiencias e influencias. Les corresponde una autonomía de ser, pero es, más bien, una autonomía que bajo la idea del comisario, pretende ser compartida, a veces dolorosamente.


¿Ejemplos? Algunas de las esculturas de Ignacio García Sánchez se pierden en el plano de circuito. La iluminación de Mitologías cotidianas, no tiene piedad y esconde el contenido de los dibujos, pero para compensar dicha “falta”, ofrece la „revelación” de las caras de los espectadores en el cristal que cubre las obras de Sánchez. El olor de las paredes recién pintadas de blanco, muerde el olfato y el folio transparente que „incrusta” la pared donde está colgada la obra de Sánchez, hace escocer los ojos del espectador.


Pero sin sombra de duda, el diseño de la exposición, creado por C+arquitectas, merece un gran aplauso por su trabajo que, desde la entrada de la exposición, crea visiblemente la telaraña de las conexiones entre las propuestas del colectivo artístico que podemos llamar después de Agemben "La comunidad que viene". Igual el catálogo creado por MonstersClub, es una “prótesis” ideal para apoyar el esfuerzo del comisario que vehementemente, busca manera de revelar el compromiso entre “lo individual y lo común”, y “lo consenso y lo disenso”. El catálogo y el diseño subrayan gráficamente los territorios reservados para cada uno de los artistas desvelando las desenmascaradas conexiones entre sus proyectos como viajes que han dejado la huella en sus lenguajes artísticos, materiales que „construyen” su voz artística, tiempo necesario de realizar proyecto. E igual que la obra “Molde de lo real” de Daniel Martín Corona, ya menos irónicamente nos equipan en la instrucción de no perderse en el continente de los “Espacios Compartidos”


Además la idea de recordar a los espectadores la existencia de arte epistolar, también merece una medalla. Mandándoles „las cartas” que incluyen las entrevistas con los artistas que desnudan el micelio de sus proyectos y las muestras de las obras exhibidas, defenden constantemente la idea del comisario que pretende convertir la cacofonía visual de la exposición colectiva en una eufonía que acaricia el oído del espectador. Pero lo que hay que decir este objetivo tan bien marcado que se refleja en el concepto de la exposición, y su diseño, a veces pierde sus contornos en su montaje.

mfr.

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