domingo, 31 de octubre de 2010

El norte es circular, femenino, singular

El norte es circular, femenino, singular
Hace frío dentro de la galería Soledad Lorenzo. Victoria Civera logra con su exposición ‘madre norte’ capturar el frío y el tiempo. La primera sensación que tengo al recorrer el espacio es la de haberme trasladado a un tiempo futuro indeterminado, donde ya no existe el sol, la tierra se está helando y muere poco a poco. Evoca un tiempo de apocalipsis al que se enfrentan solas las mujeres, protagonistas de sus pinturas, acompañadas en algunos casos por extrañas criaturas de mundos lejanos. A pesar del escenario descrito la sensación es positiva, no hay desolación si no ganas de luchar por la supervivencia.

La muestra, casi en su totalidad pictórica (sólo incluye dos esculturas) se plasma mayoritariamente sobre lienzos de forma circular. Victoria Civera (Puerto de Sagunto, Valencia, 1955) lleva más de dos décadas utilizando el tondo como soporte pictórico, como ella misma explica en su entrevista con Juan Uslé, la idea surgió desde la propia linea conceptual de la feminidad, -"fue por pura necesidad de depurar la idea al máximo"-.

En la primera sala destaca el uso de los opuestos, tanto en los colores: el blanco y el negro, como en las formas, el círculo frente a cuadrado y rectángulo. En los personajes femeninos aparecen pequeños detalles en la indumentaria que delatan un tiempo futuro visto desde el pasado. Los círculos, concéntricos o enfrentados unos a otros, dentro del cuadro o dando forma al mismo, aportan ese nexo con lo femenino, la linea curva. Parece que a medida que Civera depura su idea ya no le hace falta representar la figura de la mujer, porque queda reducida simbólicamente a esa forma geométrica.
En la serie Pecadillos familiares, las pinturas carecen de personajes figurativos, y el círculo, que se repite dentro del mismo lienzo, despierta no sólo referencias a la mujer sino otras nuevas, insinúa por ejemplo globos oculares como órganos de percepción visual.

En el segundo espacio aparece una serie de tres pinturas sobre lienzos rectangulares: Before, Derrame y After, que crean en su conjunto una segunda línea narrativa. Before y After, de plano vertical se enfrentan de pared a pared, Derrame en horizontal, se muestra entre ambos. En los tres predominan los tonos fríos en blanco y azul que nos sitúan de nuevo en una región polar y sólo existe un personaje para las tres escenas. Civera utiliza en esta serie la técnica mixta para aumentar la expresividad de las composiciones, lo cuál consigue con éxito. De esta manera, la inclusión de otros materiales como la cinta adhesiva, al pintarla, se concibe como un elemento plástico dentro del cuadro y en ocasiones se pinta con tonos fosforescentes, lo que multiplica el efecto de frío futurista.

En la última sala encontramos la primera pieza escultórica de la muestra, Reciclada, una interesante mezcla de materiales: paja, metacrilato y plastilina, y distintas formas que dan lugar a una silla. Frente a ella No te escapes, donde Civera utiliza de nuevo la técnica mixta sobre lienzo, en esta ocasión construye un rectángulo en magenta ácido que funciona brillantemente en la composición. En el centro del cuadro un personaje femenino, que empuña espada y escudo en actitud guerrera, trae a la memoria tiempos de gestas heroicas en un paisaje glaciar. En el rostro desafiante de esta nueva heroína destacan sus labios rojo carmesí y la mancha del mismo color en la frente, que parecen predecir la llegada de sangre, quizás aludiendo a la película Los pájaros de Alfred Hitchcock, donde se dedicaron varios planos detalle a las uñas rojas de Tippi Hedren para anticipar la narración a partir del lenguaje simbólico.
En Fingers Civera vuelve a recuperar una referencia más explícita a lo femenino trabajando de nuevo con la forma de la vagina. Sin embargo en esta ocasión los pigmentos de pintura se aplican directamente sobre un material puro como el lino, que no lleva una capa de imprimación. De esta manera consigue matizar el significado conceptual a partir de modificaciones formales.

En el piso inferior se encuentra la otra escultura, Seat to flor, un juego entre el lenguaje artístico y las lenguas española e inglesa conforman obra y título. En mi opinión una pieza que queda fuera de lugar dentro del conjunto de la exposición.

De lo conceptual a lo formal
Civera demuestra en este último período una técnica depurada y un buen saber hacer en cuestiones de composición. Al analizar sus obras de cerca se percibe su trabajo fluido y su proceso de búsqueda. Especular con el que fue el recorrido de su exploración es un deleite, mientras uno observa detenidamente su pintura puede descubrir por ejemplo, trazos de lápiz, dejados a propósito o que han sido trazados después. Cada decisión técnica parece aportar algo conceptualmente. Éste es el que ha sido en mi opinión su mayor logro en los últimos años y el que pone de manifiesto su madurez artística: el haber conseguido un lenguaje pictórico propio construido a partir de la investigación de su eje temático-conceptual, lo femenino. Para concluir, se podría decir que esta exploración en el tema de la feminidad ha llevado de manera implícita un desarrollo paralelo del discurso formal de gran valor e interés, sobre todo en el medio pictórico.

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gm

Victoria Civera "Madre Norte"

Madre Norte es el título que da nombre a la exposición de la artista valenciana Victoria Civera, que se celebra en la madrileña galería Soledad Lorenzo, lugar que ya exhibió en los años 2001, 2003 y 2007 obra suya. Un total de diecisiete piezas componen la muestra y proponen un interesante recorrido que pone de relieve la evolución artística de Civera, dando buena cuenta de los senderos por los que discurre su producción pictórica y escultórica en la actualidad.
Vertebrada en cuatro espacios que atienden a la división arquitectónica de la gelería, las piezas interpelan desde el primer momento al visitante que se adentra en las diáfanas y luminosas salas, quien es acogido por una primera estancia de paredes blancas y suelo de color crema que recrea una atmósfera de sosiego muy adecuada para una cómoda y pausada contemplación de las obras. De sus muros cuelgan seis telas de diverso formato con amplio espacio entre las mismas y gracias a su distribución se permite una primera visión de conjunto para, posteriormente, observar con detalle una a una, escudriñando con la mirada la conjunción de nerviosas y potentes pinceladas en algunos de sus lienzos, como por ejemplo en Atada al universo, una obra de formato circular en la cual se nos muestra una figura femenina atrapada en una suerte de tela de araña metafórica, que parece restringir su capacidad de movimiento, en definitiva, su libertad, donde la artista hace uso de una pincelada fuerte y muy empastada, principalmente en el rostro de la muchacha, logrando en la composición un gran dinamismo gracias al trazo rápido y sinuoso. El pictoricismo de esta tela contrasta con las dos piezas situadas a continuación en las cuales la pincelada suave y delicada cobra protagonismo, como en Pecadillos familiares (B), donde se representa una sucesión de círculos concéntricos sobre un fondo blanco sin apenas imprimación, que permite ver en algunas zonas la trama del lienzo. Civera aplica una pincelada acuosa, poco matérica, dejando entrever el carboncillo del esbozo previo. En este sentido son elocuentes las palabras de J. M. Bonet al apuntar que algunas de sus pinturas necesitan de mucho blanco alrededor para que se asiente su tranquila y misteriosa presencia.
La artista recurre al soporte circular en ocho piezas del total exhibido, a las que Civera denomina fondos, como recordaba José Luis Clemente en el catálogo de una exposición celebrada en Burgos en el año 2000, en detrimento de la tradicional forma cuadrada o rectangular, algo que entronca directamente con una de las constantes en la producción de la artista desde los primeros años de la década de los ochenta, que es el uso del círculo, tanto en el soporte como tomándolo a modo de estructura compositiva vertebral, en palabras de Calvo Serraller, o en ambos. En Madre Norte se pone de relieve la libertad artística de la que la valenciana ha hecho gala desde sus inicios, ya que recurre a distintas formas, tamaños así como técnicas y materiales, siempre en función de sus necesidades expresivas. En (Searcher), una pintura de grandes dimensiones que preside la sala, heredera en gran medida de Anda y pasa (2005), se observa un elemento clave en la obra de Civera sobre en que también incide en Centro abierto, Con Jumba o en las tres telas ubicadas en una sala contigua de dimensiones más reducidas, Before, After y Derrame; se trata de la mujer como elemento vertebrador de su pintura a la que se aproxima desde múltiples perspectivas invitando a una profunda reflexión y explorando los pedregosos caminos del sufrimiento o el dolor. Esta exposición demuestra que Civera apuesta por una pintura figurativa, alejada en gran medida de sus obras más expresionistas y tendendes a loa abstracto de épocas precedentes, así como por la introducción del gran formato que resta protagonismo al pequeño, propios de los años noventa y en base al cual Márcia Fortes había calificado sus obras como haikus. Al fondo de la galería, en el ámbito situado a mayor altura, donde unos pequeños vanos permiten que la luz natural penetre e inunde el recinto, destaca una escultura en forma de silla realizada en metacrilato sobre un bloque de paja y frente a ella el lienzo de mayores dimensiones de toda la exposición, No te escapes, cuyas calidades y texturas son magníficas, en el cual se perciben las huellas de gruesos pinceles, el goteo de la pintura y donde un cielo amenazador se cierne sobre una mujer que hunde sus pies en una superficie irregular e incierta.
A modo de despedida, en la planta inferior, bajo la estancia principal, dos obras comparten espacio, por un lado una escultura titulada Seat to flor, donde ha situado unos trozos de tela en el suelo a modo de pétalos de los que emergen de forma sinuosa trece anillos, que en realidad parecen ser cojines donde ningún color se repite y una pequeña pintura que muestra un paisaje apenas esbozado enmarcado por un círculo, todo un compendio de la ambigüedad, intimismo, poesía y reflexión que caracterizan la producción artística de Victoria Civera.
Jorge Cruz