domingo, 12 de diciembre de 2010

Atlas.

Atlas Mnemosyne: la aventura del saber ad infinitum.

Cuando uno entra en la exposición Atlas: cómo llevar el mundo a cuestas (MNCARS hasta el 26 de Marzo) tiene la sensación de haber penetrado en una determinada y particular visión artística. Esta visión corresponde a Georges Didi- Huberman, comisario y responsable último de la muestra. Cómo rasgar un velo, arañar un secreto, desvelar un mundo, en definitiva, mostrar al espectador un entramado conceptual que ha tenido en el historiador del arte Aby Warburg, su máxima inspiración. Atlas, o lo que es lo mismo, un mapa, una configuración, una cartografía del arte contemporáneo que se articula en un sólido discurso teórico. Bien es sabido la imponente base intelectual de Didi-Huberman. Escritor prolijo, ha publicado en los últimos años un buen número de obras que oscilan sobre la misma idea: el porqué de las imágenes. La gestación, posición o política que funcionan de manera inherente en la vida de las imágenes. Para Huberman, éstas contienen una cierta responsabilidad, una responsabilidad “histórica”,que “deben cumplir con una parcela de humanidad”, como diría Hanna Arendt.

No es extraño, siguiendo en este hilo argumental, que haya retomado y revivido el espíritu de Aby Warburg y su proyecto más ambicioso: El Atlas Mnemosyne o cómo narrar la historia de la civilización a través de las imágenes. Este proyecto se debe a una visión poliédrica que ha sabido asumir un discurso interdisciplinar - ya en la friolera fecha de 1924- que coqueteaba con la antropología, la historia y la filosofía.


Pero no se trata de una exposición monográfica sobre Warburg, por el contrario, se trata más bien de un discurso que se construye sobre el concepto de atlas como un intento de topografiar el arte contemporáneo a través del influjo warburgiano y que tiene como vértices los siguientes conceptos: la mesa como referencia al montaje, las cosas, los lugares y el tiempo. Bajo estos ejes temáticos, subyacen, a la vez, ramificaciones dispares que responden a una configuración fragmentaria y que recogen obras de muy diversa procedencia, tiempo y materiales. Resuena, en este sentido, la voz foucoultiana y su concepto de heterocronía: una visión asincrónica que sobreviva al tiempo.


De este modo, el visitante, se puede encontrar desde grabados de Goya, un cuadro de Durero y fragmentos del propio Atlas de Warburg- como principio iniciático de la aventura- hasta fotógrafos como Victor Burgin, Heart and Becher, proyecciones de Jean- Luc Godard, Moholy Nagy o Harun Farocki. A pesar de la disparidad que el espectador pueda sufrir a priori, se esconde un discurso conceptual fraguado con una sutileza y dedicación que limita con la perfección. Consiste en construir la historia del arte bajo un discurso alternativo, subversivo, que se materializa mediante una toma de posición, una cierta política de las imágenes, que incide en mostrar lo residual, el proceso de montaje, los fragmentos del transcurso del tiempo. Por ello es acertado la aparición de la figura benjaminiana del trapero como telón de fondo. El trapero que busca el fragmento, lo que pasa desapercibido, pero que encierra un morfología poética sublime, una visión del mundo artística igualmente necesaria que la historia “oficial”. De ahí la pertinencia de obras de Broodthaers o Hearthfield, los mapas de Rimbaud, los archivos documentales de Haacke, los montajes de SolLewit o las enciclopedias de historia natural.

Como única (des)ventaja: si el visitante no se informa bien antes de adentrase en Atlas, puede quedar embebido en una amalgama de múltiples artistas y referencias. Después de esta fase previa, uno puede convertiste en un flâneur que deambula por las diversos intervalos de tiempo, que colecciona las postales de Pedro G. Romero, que se pierde en un laberinto borgiano, y que sale victorioso gracias a las cartelas que funcionan a modo de pistas en este rompecabezas reticular. Una exposición que no deja indiferente a nadie y que logra ser el reclamo estrella de 20 aniversario de MNCARS. Para no perdér(se)la.


Irene López

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